viernes, 16 de octubre de 2009

El encuentro de Descartes con Chii


René Descartes nace el 31 de marzo de 1596 en La Haye (Francia). Estudia en el colegio La Flèche (en Anjou) que era de los jesuítas, donde permaneció 10 años. En 1616 se graduó en derecho en la universidad de Poitiers. En 1618 se alistó en las tropas del príncipe Mauricio I de Nassau-Orange, en la guerra de los Treinta Años con la intención de seguir la carrera militar; posteriormente sirvió en otros ejércitos.

Pero su interés se centró siempre en los problemas de las matemáticas y la filosofía, a los que dedicó el resto de su vida. Sin embargo...

Su naturaleza, poco propicia a la exaltación y al exceso sentimental, debió sufrir en estos meses un ataque agudo de entusiasmo; tuvo visiones y oyó una voz celeste que le encomendaba la reforma de la filosofía.

Lo que sucedió en estos tres sueños un 10 de Noviembre de 1619 en una habitación calentada por una estufa, en un lugar al sur de Alemania y después de un día de concentrada reflexión nunca quedó del todo claro, pero tal y como podemos interpretar de sus palabras “El espíritu de la Verdad, el espíritu de Chii, le había abierto los tesoros de todas las ciencias”

Y es que el encuentro de Descartes con Chii, marcó el descubrimiento de la única verdad clara y distinta que cualquier individuo puede conocer: chobiteum ergo sum.

Descartes nunca habló abiertamente del Chobitismo, pero lo trato como “Método” para que no cayeran sobre él condenas como las de Galileo, entre otros. Descartes se prometió no volver a hablar nunca más del Chobitismo debido a la decepción que le causaba su tiempo. De hecho, muchas obras de Descartes, como las Reglas para la dirección del espíritu, Tratado del mundo o Tratado del hombre fueron publicadas póstumamente.

Las pocas palabras acerca del Chobitismo que Descartes escribió permanecerán ocultas esperando mentes ávidas de conocimiento que hagan suya la máxima de: Chobiteo luego existo.

lunes, 5 de octubre de 2009

Del sentimiento chobitiano de la vida


“¿Y qué ha dejado Don Quijote?, diréis. Y os diré que se ha dejado a sí mismo y que un hombre, un hombre vivo y eterno, vale por todas las teorías y por todas las filosofías. Otros pueblos nos han dejado sobre todo instituciones, libros; nosotros hemos dejado almas. Santa Teresa vale por cualquier instituto, por cualquier Crítica de la razón pura.”

Esto es lo que dice Miguel de Unamuno en la conclusión de Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos. Si Unamuno hubiese conocido Chobits, habría dicho:

“¿Y qué ha dejado Chii?, diréis. Y os diré que se ha dejado a sí misma y que un chobit, un chobit vivo y eterno, vale por todas las teorías y por todas las filosofías, por toda la ciencia y todo el conocimiento. Otros pueblos nos han dejado sobre todo instituciones, libros; nosotros hemos dejado almas. Chii vale por cualquier instituto, por cualquier Crítica de la razón pura.”